Ley de Nueva York permite a inmigrantes indocumentados obtener licencias de conducir

Desde la entrada en vigor de la llamada Ley de Luz Verde (Green Light Law) en 2019, miles de inmigrantes en el estado de Nueva York han logrado acceder a una licencia de conducir válida, independientemente de su estatus migratorio. La legislación representa un avance significativo hacia la inclusión social y la seguridad vial, en un contexto nacional donde muchos carecen de acceso a documentos oficiales básicos.
La ley estatal S1747B, firmada por el entonces gobernador Andrew Cuomo, permite que toda persona mayor de 16 años residente en Nueva York —sin importar su origen o situación legal— pueda solicitar una licencia de conducir estándar. Esto incluye a personas que tradicionalmente han quedado fuera del sistema debido a la falta de documentación migratoria.
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Según la normativa, los solicitantes pueden utilizar pasaportes extranjeros, licencias de otros países, identificaciones consulares o cartas de instituciones comunitarias para comprobar su identidad y residencia. Además, la ley establece que el Departamento de Vehículos Motorizados (DMV) no puede compartir los datos personales de los solicitantes con agencias federales de inmigración, excepto bajo orden judicial.
“El beneficio de esta ley va más allá del simple hecho de poder manejar legalmente”, señala el texto. “También fomenta una mayor responsabilidad vial, ya que quienes obtienen la licencia están obligados a contar con seguro automotriz y cumplir con las normas de tránsito”.
Para obtener la licencia, los interesados deben agendar una cita con el DMV, presentar la documentación correspondiente, aprobar los exámenes escritos y prácticos, y pagar las tarifas requeridas. No se exige demostrar ciudadanía ni residencia permanente legal.
Diversas organizaciones comunitarias y líderes locales han elogiado esta medida por su impacto positivo tanto en la vida cotidiana de las familias inmigrantes como en la seguridad pública. “Esta legislación garantiza el derecho a circular con dignidad y reduce el temor de quienes necesitan desplazarse para trabajar, llevar a sus hijos a la escuela o asistir a la iglesia”, destacan defensores de la ley.
Mientras el debate sobre la inmigración sigue dividiendo opiniones a nivel nacional, el modelo implementado por Nueva York se presenta como un ejemplo de política pública centrada en la dignidad humana, el bien común y la convivencia segura para todos los residentes del estado.